EL RINCÓN DE LONGINA: 'Instrucciones para deshacerse de la pierna gangrenada de una suegra. A María Teresa, mi suegra, que vivió muchos años con un pie en la tumba.'

EL RINCÓN DE LONGINA: ‘Instrucciones para deshacerse de la pierna gangrenada de una suegra. A María Teresa, mi suegra, que vivió muchos años con un pie en la tumba.’

19 febrero, 2016
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Para esta operación es imprescindible tener una suegra; y no sirve una suegra cualquiera. Deben abstenerse aquellos cuya suegra tenga ambas piernas en plenas condiciones de salubridad. No, para este ejercicio la suegra debe de tener una pierna completa, o en su defecto, parcialmente gangrenada. Y tampoco sirve una gangrena en fase inicial, de esas que se pueden controlar con antibióticos orales y apósitos desinfectantes. La gangrena debe de tener ya entidad suficiente como para necesitar la intervención de un cirujano vascular. Y ahora deben prestar atención ya que estamos en uno de los pasos más complicados: dar con el hospital adecuado.

Lo intentarán primero en un hospital público; y puede que tengan suerte y consigan que, a pesar de que su suegra tenga 80 años y un aspecto deplorable, el médico valore la vida de la paciente como para intentar una cirugía de urgencia. Pero les aviso, esto no es frecuente, estén preparados para que se la manden a casa con una batería de medicamentos, capaz de machacar en una semana el hígado más sano. Ante esto usted puede pensar que debe buscar cuanto antes el petit robe noir, que según Coco Chanel toda mujer debería tener en el armario, o intentar cortar por lo sano en una clínica privada.

Bien, ya tenemos la suegra, una gangrena en condiciones y la clínica privada. Ahora es el momento de las monjas-enfermeras. Porque van a ser las monjas las que cada mañana, con un temple jesuítico le van a recordar que todavía no se ha llevado la dichosa pierna cortada. Usted tratará de razonar con la hermana de turno diciéndole que pueden hacer con la pierna lo que quieran, incluso convertirla en reliquia, y que no les quepa duda, a esas alturas la madre de su marido ya se habrá ganado el cielo. Y además ¿acaso les entregan a los pacientes la matriz, el útero o la próstata después de las intervenciones? Pues lo mismo. Inténtalo, pero no creo que consiga librarse de que la hermana portera le encasquete una bolsa de basura azul. No se moleste en abrirla, total ya sabe lo que contiene.

Y, llegados a este punto, lo mejor es que se lo tome a risa y se imagine las situaciones esperpénticas que se pueden producir si, por una casualidad, le da un mareo, le atropella un coche o tiene un accidente y la bolsa-dios no lo quiera- se abre, y su contenido se desparrama ante miradas extrañas. En tal caso lo mejor es que diga que ha descuartizado a su amante, o que en su tiempo libre se dedica a profanar tumbas para ritos satánicos. Cualquier cosa será más creíble que la pura verdad.

Y cuando bajo el sol de julio note un olor extraño, es el momento de acercarse al cementerio, darle al enterrador la bolsa y echar a correr. Es importante que bajo ningún concepto se dé la vuelta, aunque el enterrador le pida a gritos el certificado de defunción. Pero ¿de qué-pensará usted- de una pierna? Si el resto de su suegra evoluciona favorablemente, en el decir del cirujano. Le insisto, no se dé la vuelta; huya y rece para que la otra pierna la conserve hasta el fin de sus días. Amén.

 

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La densitometría ósea sirve para el diagnostico de osteoporosis, y el test se realiza con el aparato que mide las imágenes y da una cifra de la cantidad ósea por superficie.

El test trabaja midiendo un hueso específico y la densidad de esos huesos es comparada con un valor promedio basado en edad, sexo, tamaño. La comparación de resultados se usa para determinar el riesgo de fracturas y el estado de osteoporosis en un individuo.