EL RINCÓN DE LONGINA: 'Las ventajas de no saber inglés'

EL RINCÓN DE LONGINA: ‘Las ventajas de no saber inglés’

25 febrero, 2016
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Dice mi marido, y de lo suyo nunca habla sin conocimiento, que en el cerebro humano se producen microtrombosis asintomáticas, que nos van dando el área de la inhibición. Esto explicará ( aunque no justificará) las tonterias que se me ocurren, y mi pasotismo ante las normas de comportamiento más elementales. Parece mentira- me dice mi hermana Margarita, que por lo que se ve, conserva todas las neuronas intactas, y que es mi pepito grillo de los modales- con todo el dinero que se gastaron los papás en el colegio de monjas, y lo poco que te ha lucido. Córtate un poco- me dice- que cuando tengas nueras no te van a pasar ni una. Pues, como la cauducidad de los modales del colegio de monjas, sea tan corta como la del Francés que me enseñaron, vamos listos. Menudo dinero más mal gastado-pienso yo, que no digo, por que con mi hermana Margarita es mejor no polemizar: es de las que nunca tiran la toalla. Por que ya ves, mucha educación en Francés, que se suponí­a que era lo fino; mucho cortarnos las venas a lo Bonjour tristesse, con Tous les garcons et les filles de mon age a la guitarra, y resulta, que lo último era desmelenarse con el Yellow submarine. Es lo malo de ser clase media: nunca consigues estar a la última. Te pasas la vida con la lengua fuera detrás de la high, y ella, la high, inaccesible, siempre unos pasos por delante; y sin perder nunca la compostura. ¡ Que no toméis el sol-les digo yo a mis clientas- No veis que, ahora que las del montón hemos achicharrado los melanocitos en la azotea, las con clase lucen una piel transparente y sin mcula. Y si os empeñais en tomarlo, siempre bien protegidas; y, ahora en invierno es la mejor época para hacer tratamientos blanqueadores, como la Crema Despigmentante de Farmagistral, que hacemos en nuestro laboratorio, y que funciona.

Aunque a mí­, alguna neurona me debe de quedar operativa en el cortex de la inhibición. No me explico, como aun no me he liado las rastas a la cabeza, y me he puesto a quemar contenedores con los antisistema, para solidarizarme conmigo misma; y denunciar que la globalización me está amargando la vida, que cada vez me cuesta más encontrar motivos convincentes para ir a Londres. Y es que, una vez al año mi marido y yo, solemos hacer un viaje rápido a Londres. Él lo hace siempre como penitencia matrimonial, y yo, según los años, por un motivo u otro. Durante un tiempo tenía que ir inexcusablemente, porque se me había terminado el té, o porque ya no podía soportar más el estrés, que , sólo, sólo se me alivia con los kits de punto de cruz de Elizabet Bratley; o para empaparme con las últimas tendencias de la calle. Pero ahora, con la globalizacion, ya puedo comprar buen té en Palencia; mi hijo, que para otras cosas no anda tan ligero, me ha registrado como clienta on line en Elizabet Bratley; y los chinos de mi pueblo hacen un filtrado periódico de las últimas tendencias, y cuando tu te emocionas ante algo muy, muy raro, te enteras de que ellos ya lo venden, falsificado, desde hace al menos medio añoo. Pero, como soy mujer de San Pedro de Trones, con unas abuelas milagreras, capaces de transformar un unto rancio y unas berzas duras en un caldo escaso pero apetecible, he sido capaz de reconvertir la adversidad. Y acabo de volver de Londres, a donde he ido para aislarme del mundo. Y, aunque aquí­ al lado de Venta de Baños, tengo una magnifica Trapa, ni en todo un año encerrada en ella consigo yo un aislamiento tan eficaz, como con sólo cinco días en Londres. Y todo gracias a NO saber Inglés.

Pero Londres sin Inglés, aparte de aislarte del mundo, con el descanso mental que procura la ignorancia, tiene también reconocidas propiedades terapéuticas:

– Es ideal para hacer una cura de cuerdas vocales. Yo, por ejemplo, lo único que pronuncio durante los cinco dí­as, es sorrri, así­ con la rrr bien marcada; o un zens, o un mornin gutural y arrastrado, de esos que parecen un erupto pijo ( hay que ver lo mal que pronuncian el Inglés los británicos; vamos no lo pronuncian, lo susurran con la nariz, y no hay quien los entienda).

– También es bueno para hacer estiramiento facial. Como no me entero de lo que me hablan, yo el sorri lo suelo acompañar siempre, con una sonrisa entre estúpida y condescendiente, estupenda para estirar pómulos y levantar labios.

-Hacer gimnasia mental con teorías peregrinas sobre cualquier cosa, edificio, persona o costumbre, que le llame la atención y no sea capaz de descifrar. Yo misma, al respecto, me estoy haciendo con una pequeña colección de teorías, casi todas sobre la National Gallery, que aunque están todavía sin contrastar, tal vez puedan servir a algún erudito desesperado, para sorprender al claustro de su universidad:

A) Perros en la pintura a lo largo de la Historia: razas, utilidades, simbologí­as.

B) Manos y uñas: ¿porqué los comerciantes italianos tienen las uñas mas limpias que los de los Paises Bajos?. ¿Tal vez el catolicismo es beneficioso para la queratina ungular? ¿ Qué ungüento mágico usará Catalina de Medicis para mantener las manos tan blancas, y sin sabañones, en aquellos palacios tan llenos de corrientes de aire? Influencia del clima sobre las manos: comparativa entre las manos de Gainsborough o del Díptico Wilton, con las de Velazquez y Goya.

C) ¿Alguien ha sido capaz de ver la liebre que corre delante del tren de Turner? No será su existencia, la de la libre, una estrategia de salud laboral para evitar a los vigilantes del cuadro, repatingados en sus sillas, el SCT (síndrome de la clase turista): cada poco se ven obligados a saltar como un resorte para abroncar a los visitantes, que se acercan peligrosamente al cuadro en busca a la liebre fantasma.

D) ¿ Puede considerarse enfermedad laboral la EMT ( enajenación mental transitoria) el que el vigilante del tríptico del Perugino, La Virgen y El Niño con un Ángel, el arcangel San Miguel y el arcángel San Rafael con Tobias, saque un spray del turbante y un cuter de las barbas?

Y si sabe Inglés, no deje de ir a Londres por ello. Puede hacer una buena cura de humildad. Tú llegas a Londres pensando ser alguien, y en cuanto comparas precios, tú misma te bajas dos enteros en la escala social. Pero esto no te causa ningún trauma, por que todo el mundo seguirá tratándote con la misma exquisita educación de siempre. No sé ustedes, pero yo no pienso aprender Inglés, ni en broma.